* Atuendos de Nicaragua

  • HOY EN DÍA NUESTROS TRAJES NACIONALES NOS RECUERDAN LA MEZCOLANZA QUE A TRAVÉS DE LA HISTORIA HUBO EN NUESTRA INDUMENTARIA
Por: Carla Torres

FOTO:LA PRENSA/BISMARCK PICADO /FOTARTE/LA PRENSA/FERNANDO BONILLA
Nicaragua es negra, blanca e indígena y de esa riqueza cultural nacieron esos bellos trajes que engalanan hoy por hoy las danzas del país. La influencia africana en la vestimenta nicaragüense se observa en la abundancia de adornos que se utilizan, así como colores. En el caso de la influencia europea se destacan los rebozos, abanicos, cadenas, entre otros. En el hombre se manifiesta en el pantalón bombacho, sombrero y chaquetas; en cambio, el de los indígenas tenía plumas y flores.

TIEMPOS PREHISPÁNICOS

Para el folclorista Bayardo Ortiz en tiempos prehispánicos la vestimenta de nuestros ancestros se utilizaba según la clase social. El cacique llevaba su penacho de plumas que establecía su linaje, además de su “taparrabo”.

Las mujeres parientes del cacique usaban el güipil, que en lengua náhuatl significa blusa. “Eran unas camisas tipo tubo para tapar sus pechos, además usaban una falda traslapada que les llegaba al tobillo”, destaca Ortiz.

En cambio, las indígenas de clase más baja usaban el pecho desnudo, cubriéndose únicamente con su larga cabellera, además utilizaban el mismo tipo de falda, pero más corta.

Las telas empleadas eran manta. En cuanto al caite, éste se utilizó primero en el pie derecho para agarrar impulso durante la cacería, después formó parte del uso diario.

La folclorista Irene López por su parte afirma que los indígenas tejían a mano sus trajes y los pintaban con un molusco que obtenían del mar, en la costa del Pacífico. Este molusco teñía la ropa de azul; después se tornaba púrpura. Además, expresó que con la llegada de los españoles llegaron nuevas técnicas textiles, nuevos colores, nuevas texturas de telas.

DURANTE LA COLONIA

Del viejo mundo se trajeron las blusas, las faldas, los pantalones, las botas, los zapatos y los sombreros. La mezcla se da debido al trabajo de servicio que los indígenas realizaban en las casas de los españoles, según López.

Ortiz agrega que las aborígenes a partir de ahí comenzaron a utilizar faldas anchas con su fustán, su tapado negro, flores en el cabello y su abanico.

En el caso de los hombres, López asegura que los sacerdotes tuvieron mucha influencia, porque afirmaban que era pecado andar casi desnudos y se les impuso ponerse más ropa.

El traje de gala siempre fue blanco para las indígenas. Además de la manta se utilizaba satín o tafetán, a la que llamaban tela de espejos, en colores muy fuertes. El rojo era utilizado únicamente para el pañuelo.

La maestra Irene López dice que el folclor no es estático, va cambiando conforme va cambiando la sociedad, se transforma, no se deforma. Un ejemplo de ello es el cambio de las telas que ya fueron olvidadas, como la zaraza; otro es el uso de flores naturales.